El patrimonio de Rennes es rico en monumentos ricos y es apreciado por los visitantes: el Parlamento de Bretaña, la catedral de San Pedro, las Puertas Mordelaises… Su arquitectura está también llena de sorpresas y de originalidades que conforman una cuidadosa mezcla de estilos y épocas: las tradicionales casas de entramado de madera conviven con los mosaicos Odorico o incluso con los inmuebles futuristas salidos de la imaginación de Georges Maillols. Pero lo que seguro desconoce son los otros tesoros que se esconden en las afueras, a varios kilómetros de la ciudad. Son lugares que a veces solo conocen los habitantes locales y que le proponemos recorrer dando un paseo.
1. Las Rocas del Diablo de Miniac-sous-Bécherel
Megalitos catalogados como monumentos históricos

En Bretaña abundan los emplazamientos megalíticos. En Ille-et-Vilaine, el más conocido y notable es, sin duda, el dolmen de la Roca de las Hadas, que se encuentra entre los más grandes y mejor conservados en Europa con su pasillo cubierto de casi 20 metros. Pero alrededor de Rennes existen otros emplazamientos sagrados menos conocidos. Lugares conservados que merecen la visita. Las Rocas del Diablo de Miniac-sous-Bécherel es uno de ellos. Justo al lado de Bécherel, la Ciudad del Libro enclavada sobre un promontorio, se descubren fácilmente las Rocas del Diablo. No es nada difícil encontrarlo: saliendo de la plaza del ayuntamiento, varios caminos se dirigen con una pendiente suave hacia un campo. Desde allí, un sendero zigzaguea a lo largo de una avenida de castaños y penetra enseguida en un «templo» de dólmenes a cielo abierto.
Cada dolmen tiene su leyenda
Lugar pequeño, pero con grandes emociones: dos menhires principales, de los cuales uno está caído, están rodeados de unos sesenta bloques de piedra entre los cuales la vegetación ha reclamado sus derechos. Se intuye la envergadura del lugar explorándolo respetuosamente. Si bien estos monumentos son muy antiguos (la mayoría de los dólmenes fueron erigidos en la Europa del Neolítico en el Edad de Bronce, entre 5000 y 1800 antes de Cristo), son frágiles. Especialmente porque son el lugar de creencias todavía vivas en Bretaña: las Rocas del Diablo no tienen nada de diabólico, tan solo es el nombre que la religión cristiana asigna tradicionalmente a los cultos antiguos para desacreditarlos. Aquí la leyenda cuenta que las jóvenes en busca de esposo debían venir y dar tres vueltas al hito, «sin hablar ni reír» para estar seguras de que encontrarían un marido a lo largo del año. Si ese no es su deseo, puede simplemente acercarse a meditar y tomar el fresco cerca de las piedras levantadas.
- Acceso: Miniac-sous-Bécherel, a 30 kilómetros al norte de Rennes por la carretera en dirección a Saint-Malo. En coche tome la salida Hédé, después siga las indicaciones Saint-Gondran, Cardroc, la Chapelle-Chaussée. Desde Bécherel llegará en 30 minutos a pie o en 5 minutos en coche. En autobús con STAR, coja la línea metropolitana 82 desde Villejean-Universités.
- Circuito recomendado: el circuito de las Rocas del Diablo forma un círculo de 8 km desde Bécherel, pasando por el emplazamiento megalítico. Un bonito circuito para los senderistas. El circuito, señalizado en amarillo y bien indicado a la salida de Miniac, toma prestado después de Bécherel un tramo de un circuito de gran recorrido, con la señalización roja y blanca clásica.
- Qué ver y qué hacer por los alrededores:Esta pequeña visita es la ocasión para descubrir las numerosas riquezas del país de Bécherel, comenzando por la pequeña Ciudad de carácter en sí misma con numerosas librerías y su Casa del libro evidentemente, pero también por una visita al castillo de Caradeuc, «el Versalles bretón», que está muy cerca. No se vaya sin admirar algunos elementos notables en el pequeño y tranquilo pueblo de Miniac-sous-Bécherel: casas antiguas, una bonita mansión y sobre todo la iglesia de San Pedro y la fuente Saint-Luniare.
2. Notre-Dame-du-Nid-au-Merle en Saint-Sulpice-la-forêt
Una abadía legendaria en el límite del bosque de Rennes

Si le gusta el encanto romántico de las ruinas, diríjase hacia el noroeste en dirección al bosque de Rennes. En el límite de este océano de vegetación de casi 3000 hectáreas se oculta una abadía de la Edad Media cuyos vestigios se han conservado. La abadía de Notre-Dame-du-Nid-au-Merle, edificada en el siglo XIII con estilo románico, dependía de la regla benedictina y de su casa madre, la abadía de Fontevraud. Su fundación y su nombre se relacionan con una leyenda y el bosque cercano: un día, en el bosque del Nid-au-Merle (que hoy en día se llama bosque de Rennes), un joven pastor descubre una estatua de la Virgen en un nido de mirlo cerca de un estanque. Siete veces intenta llevársela a casa y siete veces que la estatua vuelve milagrosamente a su nido…
Un lugar golpeado por las penurias: tormentas, incendios, guerras, epidemias, hambrunas…
El monasterio creado en este lugar legendario por Raoul de la Futaie en 1112, acogía al mismo tiempo a frailes y monjas. El lugar era antaño muy extenso. En la actualidad, básicamente queda el transepto, pero se intuye la belleza y grandeza de los lugares con un poco de imaginación.
Tras la anexión de Bretaña a Francia, la abadía entra en declive y sufre numerosas vicisitudes: un huracán la devasta en 1616, después de las epidemias de peste, de los repetidos incendios, las guerras religiosas, la hambruna… En pocas palabras, es casi un milagro que quede algo hoy en día. Así que empuje la pequeña verja para hacer una visita a cielo abierto siguiendo las explicaciones históricas de los paneles. En efecto, el lugar forma parte de los lugares protegidos con el título de monumentos históricos y conservados por el departamento de Ille-et-Vilaine que lo adquirió en 1989.
- Acceso:A 20 km en coche desde Rennes por la autopista A84 en dirección a Mont-Saint-Michel: salir en Liffré y después tomar la D528. La abadía se encuentra a la entrada del pueblo. En autobús, coger la línea metropolitana directa número 70.
- Circuito recomendado: la visita no es demasiado larga, así que puede prolongarla con una pequeña vuelta por el bosque de Rennes, en dirección a Mi-fôret para ir a explorarlo. Hay gran cantidad de circuitos: los senderistas disponen de 80 kilómetros de senderos. El que rodea el estanque de Maffrais es bastante fácil de encontrar. Desde Thorigné-Fouillard, sale otro camino señalizado que se puede recorrer.
- Qué ver y qué hacer por los alrededores: el canal de Ille-et-Rance está muy cerca y es especialmente bonito en Betton. Ideal para pasear a pie o en bicicleta.
3. Las antiguas minas de Pont-Péan
Un bonito ejemplo de patrimonio industrial

Entre los siglos XVIII y XIX, las minas de Pont-Péan fueron objeto de una intensa actividad de explotación de plomo argentífero. La mina figuraba en la época entre las más grandes de Europa y contaba con hasta 1200 trabajadores. Al igual que en otras regiones, la actividad minera decayó pero aún se conservan restos visibles. Un rico patrimonio industrial, revalorizado especialmente por la asociación Galène. Al margen de los pozos, que son evidentemente inaccesibles (en el más profundo, el pozo de la República, los mineros descendían hasta los 600 metros de profundidad), quedan los restos de esta actividad en Pont-Péan: por supuesto en la toponimia, pero también en la arquitectura, con el edificio administrativo. Un bonito ejemplo de arquitectura industrial en ladrillo, catalogado como monumento histórico. Este edificio, el más emblemático, es objeto además de un proyecto de rehabilitación para restaurarlo, de forma que acoja actividades culturales y asociativas, así como un recorrido patrimonial sobre la historia de la mina.
Mientras tanto, se puede rodear y admirar en el lugar una obra del artista urbano War!. La capilla vecina no carece de interés, ya que fue el antiguo vestuario de los mineros y donde se puede leer esta máxima en latín: «nihil occultum quod non revelatur», «no hay nada oculto que no se revele». También se revelarán otros elementos del patrimonio minero local: bajo el hangar de una empresa vecina se han protegido los pasillos de tipo Eiffel frente al paso del tiempo.
- Acceso: A 15 km al sur de Rennes por la carretera de 4 carriles en dirección a Nantes, tomar la primera salida de Pont-Péan, después seguir en dirección a Espace BeauSoleil. Hay un aparcamiento justo al lado del edificio administrativo de la antigua mina y de la capilla. En autobús, la línea número 72.
- Circuitos recomendados: Hay varios rutas de senderismo detalladas en el sitio web del Ayuntamiento. También se proponen paseos con audio señalizados para descubrir el patrimonio local.
- Qué ver y qué hacer por los alrededores:Le Boël y su famoso molino se encuentran a solo 5 kilómetros de Pont-Péan.
4. La iglesia Saint-Maximilien Kolbe de Corps-Nuds
Un campanario neobizantino en la campiña bretona

Corps-Nuds, no es Bizancio, pero se le parece. Cuando uno se acerca a la pequeña ciudad del sur de Rennes, una alta silueta con formas onduladas se dibuja en el horizonte: la iglesia Saint-Maximilien Kolbe con su campanario bulboso romano-bizantino tan particular. Un estilo original, pero no extendido por Bretaña, exigido por el arquitecto Arthur Regnault. No lejos de allí, el campanario de la iglesia de Saint-Senoux (diseñado por el mismo arquitecto) retoma los códigos estéticos. En total, de la cincuentena de iglesias diseñadas por el arquitecto en Alta Bretaña, más de diez edificios se nutren de esta inspiración romano-bizantina.
La iglesia de Corps-Nuds es, sin duda, la más emblemática. Especialmente por sus dimensiones. La iglesia, concluida en 1892, impone y domina la campiña de los alrededores. La mezcla de materiales locales, el esquisto y el granito con toba y ladrillo, le otorga una falsa apariencia de mini-Plaza Roja. De hecho, en 1942, durante la Segunda Guerra Mundial, los alemanes utilizaron este «decorado» para rodar una película propagandística titulada Trilla del trigo en Ucrania. Cuestión de hacer más creíbles las «fake news» sobre el avance de sus tropas en la URSS. Al margen de la pequeña anécdota, la visita a la iglesia, catalogada como monumento histórico, definitivamente merece la pena.
- Acceso: a una veintena de kilómetros de Rennes, tomando la dirección de Angers, salida Corps-Nuds, tomando la D163. En autobús, la línea metropolitana 73.
- Circuitos recomendados: varias rutas de senderismo recorren los alrededores de Corps-Nuds; tiene un plano disponible en línea. Durante su paseo, dispondrá de vistas sobre la iglesia y su campanario, inconfundible en el paisaje.
- Qué ver y qué hacer por los alrededores: Los jardines Rocambole, un jardín curioso y notable que es un huerto ecológico insólito regentado por una pareja de apasionados. www.jardinsrocambole.fr
5. La Lormandière de Chartres-de-Bretagne
Junto a antiguos hornos de cal, una flora asombrosa

La Lormandière es a la vez un testimonio del patrimonio industrial y un lugar natural particular. Entre 1853 y 1938, hornos de cal producían cal viva, un producto ecológico bien conocido por los jardineros para mejorar la calidad de las tierras ácidas. No es ninguna casualidad que esta actividad se desarrollara en este lugar concreto de Chartres-de-Bretagne. El suelo es calcáreo, lo que es raro y ha permitido a la Lormandière ser el principal centro de producción de cal de Bretaña.
La otra particularidad del lugar es su flora, también muy rara. Esta zona natural de interés ecológico, florístico y faunístico alberga plantas excepcionales: orquídeas salvajes, entre las cuales, la Ophrys abeille, la Orchis pyramidal y la Orchis bouc. La antigua cantera es hoy en día un lago cuyo color azul turquesa contrasta con el paisaje. Hay un sendero que lo rodea y, según el punto de vista, es un poco como estar a bordo de una barcaza o frente a un lago. La originalidad del lugar se encuentra perfectamente detallada a lo largo de los paneles que explican, a la vez, su pasado industrial y su riqueza natural. Puede encontrar información en el sitio del departamento de Ille-et-Vilaine, quien valora y protege los espacios naturales.
- Acceso: A 10 kilómetros al sur de Rennes, en dirección a Nantes por la autovía. Línea de autobús número 72.
- Circuitos recomendados:El circuito pedagógico permite hacer en una hora el recorrido histórico del centro industrial, descubrir la fauna y la flora y disfrutar de las vistas sobre el estanque. Los paneles explicativos jalonan el circuito de 2,7 km que sale del aparcamiento. Para los senderistas más motivados, el gran circuito de la Lormandière traza un círculo de un poco más de 6 kilómetros alrededor del lugar tomando caminos y pequeñas rutas de Chartres.
- Qué ver y qué hacer por los alrededores:El GR39 pasa por Chartres atravesando el parque de ocio y uniéndose allí a las riberas del Vilaine. Las riberas del Seiche también son muy agradables para montar en bicicleta, senderismo o correr.
6. La iglesia de la Anastasis de Saint-Jacques-de-la-Lande
Una joya de hormigón blanco firma del arquitecto Alvaro Siza

«Anastasis», por resurrección… La nueva iglesia de Saint-Jacques-de-la-Lande es la primera iglesia inaugurada en Bretaña en el siglo XXI. También es la primera iglesia contemporánea construida en la región desde hace más de cuarenta años. Esta iglesia, consagrada en febrero de 2018, fue diseñada por el genial y reputado arquitecto portugués Alvaro Siza. La iglesia contemporánea, realizada con hormigón blanco, su material fetiche, e increíblemente suave al tacto, está situada en medio de las viviendas. Se trata de una pequeña joya de la arquitectura y de la luz, bordeada por una laguna donde croan las ranas y delante de la cual muchos de los habitantes y habitantes de Rennes pasan sin sospechar que delante de sus ojos tienen una obra maestra de la arquitectura contemporánea.
- Acceso: La iglesia está situada en la Rue du Haut Bois, 35136 Saint-Jacques-de-la-Lande. Para llegar allí desde Rennes, lo más sencillo es ir en bicicleta: varios carriles bici conducen a Saint-Jacques-de-la-Lande pasando por la Prévalaye, después siguiendo la bonita pista acondicionada a lo largo del Petit Blosne; el plan es encontrarse en el ayuntamiento. En autobús: coger la línea 57 y bajarse en la parada Haut-Bois, justo al lado de la iglesia.
- Circuito recomendado: El circuito del parque para descubrir la flora y la fauna de las zonas húmedas. Alrededor de 6 kilómetros.
- Qué ver y qué hacer por los alrededores: Paseos por los caminos de sirga entre Le MeM, merendero y sala de espectáculos a orillas del Vilaine, y los estanques de Apigné.